Yoly, no creo que esto vuelva a suceder mas. El pais es mas sabio y mas culto, aunque no sepamos comprender muchas cosas de lo que estan pasando ahora. Un beso guapetona y recuerdos a tu familia.
Yoly yo si que me acuerdo de ese día, tu eras un bebe. Recuerdo que yo estaba tendiendo en la azotea y llego Maribel muy asustada diciendo lo que estaba pasando y llamamos a tu madre y todos lo pasamos fatal, toda la noche sin dormir, pendientes de la televisión. Fueron unos momentos muy malos, que gracias a Dios no progresaron. A pesar de que nosotros estábamos asustando, quien lo paso realmente mal, fueron los mayores, tenían recuerdos muy malos de los años pasados. Mi padre se puso malo y me insistía en que me quedara en casa con los niños, que no saliera a la calle. Pero nosotros aunque asustadas, no éramos lo suficientemente mayores, para saber el alcance que podría tener esa situación. Menos mal que vivimos otros tiempos, y la democracia, con más o menos acierto, es la que evita situaciones como esa. Un enorme abrazo, y buen fin de semana.
Esta es la verdadera historia: La foto de Kevin Carter debería haber sembrado de silencio el mundo. Pasó todo lo contrario. Desató una tromba de chismorreos y palabrería que tras casi 15 años abrasa todavía foros de Internet e invade seminarios. Gañanes de la opinión, evangelizadores laicos, moralistas progres, bienpensantes reaccionarios, profetillas pichaflojas y hasta algún periodista de relumbrón reverdecen la teoría de que Carter se quitó la vida por el remordimiento de no haber salvado a la indefensa criatura de esa bestia. Sí, 16 meses después de aquella foto, la noche del 27 de julio de 1994, su autor, el sudafricano Kevin Carter, que venía de recoger el Premio Pulitzer en la Columbia University, conectó una goma al tubo de escape de su coche, dejó una confusa nota y se suicidó. Tenía 33 años. Desde que el New York Times publicó la foto (marzo de 1993), millones de personas sintieron un impacto en la barriga, un estremecimiento fugaz que muchos aún perciben como una especie de
LOS LIBROS TAMBIÉN SON PARA EL VERANO Foto: Publicdomainpictures.net Página: unidiversidad Ha llegado el verano y tenemos la oportunidad de leer todo aquello que durante el curso se nos quedó en la estantería, el bolso o en el ebook. Ahora es el momento de bucear entre ellos, los días nos regalan momentos y relax para disfrutar de esas lecturas que tanto deseamos. Los gustos de los lectores son muy variados, así que cada uno deberá indagar y seleccionar lo que prefiera. Para que la búsqueda sea más fácil os dejó algunas recomendaciones que espero que os gusten. Feliz lectura. Almudena Grandes, La herida perpetua. Gillian Flynn, Heridas abiertas. Margaret Atwood, El cuento de la criada. Patricio Pron, Mañana tendremos otros nombres. Ana Patricia Moya, La casa rota. Camila Läckberg, La bruja. Luis Landero, La vida negociable. Virginia Woolf, Una habitación propia.
La semana pasada descubrí de casualidad este libro: "La sonrisa de las mujeres". También de casualidad, la protagonista de esta maravillosa y preciosa obra encuentra el libro que cambiará la vida y le devolverá la felicidad. Es un libro que te atrapa desde la primera sílaba. Un planteamiento original que te va enamorando en cada línea. Muy muy recomendable. Os mando desde aquí, una sonrisa para todas y para todos. PORTADA DE LA EDICIÓN DEL CÍRCULO DE LECTORES. ENLACE A LA WEB SOBRE LA NOVELA: http://www.lasonrisadelasmujeres.com/
Yoly, no creo que esto vuelva a suceder mas. El pais es mas sabio y mas culto, aunque no sepamos comprender muchas cosas de lo que estan pasando ahora. Un beso guapetona y recuerdos a tu familia.
ResponderEliminarYoly yo si que me acuerdo de ese día, tu eras un bebe. Recuerdo que yo estaba tendiendo en la azotea y llego Maribel muy asustada diciendo lo que estaba pasando y llamamos a tu madre y todos lo pasamos fatal, toda la noche sin dormir, pendientes de la televisión. Fueron unos momentos muy malos, que gracias a Dios no progresaron.
ResponderEliminarA pesar de que nosotros estábamos asustando, quien lo paso realmente mal, fueron los mayores, tenían recuerdos muy malos de los años pasados. Mi padre se puso malo y me insistía en que me quedara en casa con los niños, que no saliera a la calle. Pero nosotros aunque asustadas, no éramos lo suficientemente mayores, para saber el alcance que podría tener esa situación.
Menos mal que vivimos otros tiempos, y la democracia, con más o menos acierto, es la que evita situaciones como esa.
Un enorme abrazo, y buen fin de semana.